Una mirada al pasado: saberes ancestrales para no desperdiciar alimentos
Posted on junio, 19 2025
La conservación de alimentos para evitar su desperdicio tiene un legado invaluable en diversas culturas de Chile y el mundo.
Este tipo de prácticas, desarrolladas durante siglos, no sólo garantizaron la supervivencia en tiempos difíciles, sino que también reflejan un profundo respeto por la naturaleza y sus ciclos. Así, protegen la agrobiodiversidad y permiten el aprovechamiento sostenible de los recursos. En el marco de la campaña "Hasta la última miga" que se encuentran desarrollando WWF Chile junto a Cheaf, con la finalidad de llamar a la ciudadanía a tomar acción para evitar el desperdicio de comida, te compartimos algunos ejemplos de estos saberes ancestrales para preservar alimentos:
Deshidratado de papas para hacer chuño
En Putre, los aymaras conservan papas mediante un proceso de deshidratación natural. Las papas se exponen al frío nocturno y al sol durante varios días, creando un alimento que puede almacenarse durante años y que actualmente usamos para espesar sopas y salsas, o en la repostería tradicional.
Secado de piñones
En las zonas cordilleranas, los mapuche-pewenche recolectan y secan los piñones (semillas del pewén o araucaria). Este método les permite almacenarlos durante meses, garantizando alimento para el invierno. Otros usos son convertirlos en harina para distintas preparaciones.
Ahumado de pescado y mariscos
Los kawésqar, pueblo canoero del sur del mundo, utilizaban el ahumado para conservar pescados y mariscos durante sus desplazamientos. Este método también aportaba un sabor característico a los alimentos y es un proceso que se mantiene hasta la fecha en diferentes preparaciones de la gastronomía marina.
Almacenamiento subterráneo
La técnica de enterrar alimentos en pozos para su conservación, esto en ausencia de congeladores y refrigeradores, fue un método utilizado por el pueblo rapa nui, el cual debió sobbrevivir aprovechando los recursos y condiciones disponibles en un entorno insular.
Esta técnica también ha sido aplicada en el campo chileno, como recurso para conservar manzanas y papas.
Almacenamiento subterráneo
La técnica de enterrar alimentos en pozos para su conservación, esto en ausencia de congeladores y refrigeradores, fue un método utilizado por el pueblo rapa nui, el cual debió sobbrevivir aprovechando los recursos y condiciones disponibles en un entorno insular.
Esta técnica también ha sido aplicada en el campo chileno, como recurso para conservar manzanas y papas.
Evitar el desperdicio de alimentos no es solo una preocupación actual. A lo largo de la historia, diferentes métodos y técnicas han sido estudiadas y aplicadas para la preservación de la comida, evitando su deterioro y pérdida, así como también prolongando su vida útil. De esa forma, por ejemplo, podemos disfrutar en invierno de exquisitos postres de frutas de verano, tales como los duraznos, peras y cerezas en conservas o mermeladas caseras, así como también de productos fermentados que tienen “larga vida” a la vez que son beneficiosos para el organismo.
"Conservar alimentos es preservar cultura y naturaleza. Técnicas ancestrales como las que se mencionan son un ejemplo de ello, recordándonos el respeto por los ciclos naturales. Estas prácticas contribuyen a garantizar nuestra seguridad alimentaria, protegen la agrobiodiversidad y promueven un uso sostenible de los recursos, esenciales para un planeta y comunidades resilientes", señala Uri Colodro, coordinador de Cambio Climático y Ciudades de WWF Chile.
Hoy, gracias al desarrollo de la tecnología, ciencia e innovación, éstas y otras técnicas para evitar el desperdicio de alimentos se encuentran al alza. De este modo, han surgido aplicaciones móviles que buscan “rescatar” comida y alimentos en diferentes comercios asociados, como es el caso de la aplicación Cheaf, con presencia en México, Argentina y Chile, en donde supermercados, restaurantes y tiendas de alimentos ofrecen sus excedentes, mientras que los clientes tienen la oportunidad de rescatar estos productos con descuentos desde un 50% del valor original.
Benjamín De Oto, Country Manager de Cheaf Chile, explica que si bien el desperdicio de alimentos siempre ha existido, antes este problema era muy distinto al que observamos hoy, tanto en lo relativo a los volúmenes perdidos como en las razones que posibilitan la pérdida: mientras hace algunos años los alimentos se perdían mayoritariamente por la ausencia de tecnologías que permitieran conservarlos de mejor manera, hoy esto ocurre por un vicio de nuestro modelo de consumo, donde se produce en exceso para satisfacer las demandas, no sólo alimenticias, sino que también estéticas de la población.
“Cada año se desperdician 1.050 millones de toneladas de alimentos en el mundo, los que son responsables de la emisión de hasta el 10% de los gases de efecto invernadero (uno de los principales contribuyentes de la crisis climática). Cuando entendemos el impacto de este problema, no sólo en nuestro entorno, sino también en nuestros bolsillos, comprendemos que es fundamental que las personas cambiemos nuestros hábitos, ya sea optando por técnicas ancestrales o por tecnologías modernas. Todo lo que podamos hacer para evitar el desperdicio de comida en nuestros hogares es necesario y, cada vez más, urgente”, asegura De Oto.