El declive de la ranita de Darwin, una especie que a pesar de su escasa visibilidad territorial nos sigue sorprendiendo

Posted on septiembre, 10 2021

Por Janis Vergara
Comunicaciones WWF Chile


WWF publicó el informe “Sintiendo el calor: El destino de la naturaleza más allá de los 1,5°C de calentamiento global”, el cual entrega un panorama de las consecuencias del aumento de temperaturas sobre la biodiversidad del planeta, proyectando que muchas especies no podrán hacer frente al ritmo actual del cambio climático, especialmente cuando su capacidad de resiliencia ya se ha visto reducida por la destrucción de hábitats, la sobreexplotación, las enfermedades, la contaminación y la competencia derivada de especies invasoras.

El estudio se centra en 12 especies “presas del calor”, donde encontramos: frailecillo atlántico, abejorro, liebre de montaña, leopardo de las nieves, jacinto de los bosques, coral, café, hipopótamo, pingüino emperador, tortuga laúd, mono ardilla de Vanzolini y ranita de Darwin.

Este último anfibio hace que este estudio sea altamente atingente a nuestra realidad nacional y regional, ya que las ranitas de Darwin (la del sur, Rhinoderma darwinii; y la del norte, probablemente extinta, Rhinoderma rufum), son endémicas de Chile, aunque la del sur también habita en Argentina.

De acuerdo a diversas investigaciones, los anfibios son altamente sensibles al cambio de temperaturas y es por esto que el calentamiento global estaría propiciando el desarrollo de enfermedades que podrían llevarlos a su extinción, además de condicionar su hábitat y modos de vida que generan su rápida mortalidad.

Es por esto que atendiendo al panorama actual de la ranita de Darwin y para averiguar en mayor profundidad su mundo, nos contactamos con el Doctor Claudio Azat, Director del Centro de Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello y destacado investigador chileno de esta especie.

WWF acaba de publicar un informe, donde eres citado, sobre cómo el aumento de temperaturas estaría jugando en contra de diversas especies en cuanto a su reproducción y sistema de vida, proyectando incluso la extinción de muchas al llegar a los 2°. En este contexto pareciera ser que los anfibios son particularmente sensibles, ¿cuál es la situación en Chile?

Dentro de las distintas especies de fauna, los anfibios y reptiles son ectotérmicos, lo que significa que no mantienen temperatura propia y, por ende, toda su vida, o sea, su fisiología, alimentación, actividad, reproducción, entre otras características, están determinadas por la temperatura ambiental. Entonces, claramente a medida que la temperatura cambia (independiente si aumenta o disminuye), provoca que anfibios y reptiles sean los grupos de animales más afectados por el cambio climático en la actualidad. Otra cosa que pasa con pequeños anfibios y reptiles es que tienen una baja capacidad de moverse, entonces lo que va a ocurrir con el cambio climático, es que si bien, en gran parte del mundo se va volviendo más árido y va adquiriendo más temperatura, existen ciertos climas que se van moviendo. Por ejemplo, en el caso de Chile, el clima mediterráneo central se está moviendo más al sur. Hay especies que tienen la posibilidad de moverse a medida que el clima y hábitat van cambiando, como las aves, quienes son las mejor adaptadas para moverse, mamíferos medianos y grandes también tienen una buena capacidad, pero por otro lado encontramos árboles, por ejemplo, y pequeños anfibios y pequeños reptiles terrestres que no tienen esa capacidad, debido a que no migran ni avanzan grandes distancias, por lo que no son capaces de “ir corriendo” al nuevo ambiente que se va generando, en este caso, hacia el sur de Chile.

En este escenario de crisis climática que discutíamos, ¿Qué efectos sufre un anfibio emblemático como la ranita de Darwin, que ya es bastante frágil? ¿Podríamos hablar de una desaparición inminente, qué medidas desde el corto al largo plazo podrían ayudar a disminuir este peligro?

 La ranita de Darwin es altamente dependiente del bosque nativo y no de cualquier bosque nativo, sino de uno primario, o sea, lo más antiguo posible, compuesto de árboles de 200, 300 o hasta 500 años. En estos lugares del bosque templado del sur de Chile y Argentina, provistos de ambientes protegidos durante cientos de años, es donde vive la ranita. Otro beneficio de estos ambientes es el alto grado de humedad, lo que facilita la deposición de sus huevos en sustrato, musgo,  hojarasca, para que estos no mueran y así la rana no necesita vivir en el agua, pero sí en estos bosques que presentan un sustrato con mucha evapotranspiración y cuando ese ambiente cambia, la ranita de Darwin no es capaz de sobrevivir. Esa es una de las principales razones por las cuales ha entrado en este proceso de extinción – recordemos que habían dos especies: la ranita de Darwin del norte (Rhinoderma rufum), la cual está probablemente extinta debido a que no se observa desde el año 1981 y tenía una distribución entre Zapallar y Concepción; y la ranita de Darwin del sur (Rhinoderma darwinii), la cual se extiende de Concepción a Aysén. Lo que ha ocurrido, principalmente al norte de la distribución del anfibio, es que se ha visto el reemplazo de bosque nativo por árboles de pino y eucalipto. Eso la ranita de Darwin no lo soporta, debido a que se vuelve un clima muy seco y se reduce la biodiversidad en cuanto a vegetales e invertebrados, sus principales alimentos. Otra razón es una enfermedad emergente llamada quitridiomicosis, correspondiente a un hongo microscópico, el cual afecta bastante fuerte a las dos especies de ranita de Darwin, causándoles la muerte y la extinción después de unos años desde la presencia de la enfermedad. Además de las causas  de declive mencionadas anteriormente, encontramos también el cambio climático, debido a que estas especies son dependientes de alta humedad y también tienen la peculiaridad de ser especies diurnas (situación extraña dentro de los anfibios), por lo que disfrutan del sol, condiciones que solo pueden ver presentes en el bosque nativo, el cual ha estado desapareciendo a causa del cambio climático, no solo por el efecto directo, donde vemos que llueve menos y por ende los bosques se van secando, sino también por el aumento de incendios forestales que son capaces de arrasar con grandes áreas de bosque nativo en el cual se desenvuelve la especie.

Por otro lado, en 2017 escribí otro paper junto a David Uribe, donde evaluamos el impacto del cambio climático sobre la ranita de Darwin, respecto a la disminución de su hábitat entre 1970 y 2010 y pudimos determinar que entre esos 40 años, el hábitat disminuyó entre un 23% y un 40%. Es decir, que solo en ese periodo, el cual no ha sido el más intenso en cambio climático, se produjo tal declive en su hábitat, sin tomar en cuenta destrucción de los espacios ni enfermedades emergentes. En ese sentido, en el peor escenario de cambio climático, con una proyección al 2080, determinamos que va a haber una pérdida adicional de un 50% más del hábitat de la ranita de Darwin debido a esta situación.
 
Sabemos que publicaste varios artículos respecto a la ranita de Darwin, entre las publicaciones del 2013 y el 2020 citadas en el informe de WWF ¿Cuáles son las principales diferencias entre su estado de conservación?

La situación es bien parecida, debido a que en siete años no cambia mucho el panorama para la especie. Pero pudimos notar que antes del 2013, estaba catalogada por la lista roja de la UICN como “vulnerable” y no como “en peligro de extinción”. Entonces, lo que hicimos con ese primer paper del 2013, fue una revisión completa del estado de las poblaciones de ranita de Darwin del sur a lo largo de toda su distribución y vimos que la principal causa de vulnerabilidad es debido a que su rango de distribución es muy grande y bajo esta premisa es difícil clasificar una especie bajo un grado de extinción mayor a “vulnerable”, es decir “en peligro” o en peligro crítico”. Sin embargo, vimos que muchas de estas poblaciones se han extinguido recientemente, lo que ha resultado muy dramático, pero a pesar de que aún sobreviven algunos grupos que corresponden a la representatividad histórica de la especie, el problema es la alta fragmentación en ellas, por ejemplo, en la zona de Nahuelbuta, tenemos un núcleo observable, pero de ahí da un salto hasta Valdivia con poblaciones muy pequeñas y separadas entre sí, algo muy diferente al estado original de la especie. Este es un anfibio que en el pasado, me refiero a desde Charles Darwin que los colectó por primera vez en 1834, era una especie excesivamente abundante y esto perduró hasta hace poco. Para que puedan tener una idea, yo estudié en la Universidad Austral de Chile en Valdivia y los profesores nos contaban que en la década de los 80s habían ranitas de Darwin en el campus teja de la casa de estudios y ellos podían colectar esta especie y usarlas para estudios, sin embargo, encontrar ahora una ranita de Darwin en Valdivia es casi imposible. Como indicaba, además de la fragmentación ocurre un gran declive en la cantidad de los grupos, siendo estos conformados por 10, 20 o 50 ranitas. La población más grande que he podido observar se encuentra en Chiloé, con un aproximado de 150 individuos.

En el 2020 básicamente actualizamos algunos datos, pero nuestro enfoque fue un gran trabajo en el contexto del lanzamiento de la Estrategia Binacional de Conservación de la ranita de Darwin, donde diversas organizaciones e investigadores de todas partes del mundo, nos juntamos para diseñar el plan de conservación de Chile y Argentina para los próximos 10 años, evento que nos tiene en la actualidad trabajando de forma coordinada para maximizar los esfuerzos de conservación de esta especie.

Un reciente estudio del cual formaste parte, arrojó que la ranita de Darwin constituiría el primer caso de anfibio masculino en cuidado aloparental. ¿Qué significa esto y qué proyectaría este descubrimiento?

Este es un paper que apareció hace poco en la revista Endangered Species Research, trabajado en conjunto con el zoológico nacional de Chile, liderando la investigación Osvaldo Cabeza, quien es el encargado de Herpetología de la institución, el que se basa en el estudio de hace más de diez años de la cría en cautiverio de esta especie, el cual ha sido bastante exitoso en la reproducción y en concientizar a los visitantes sobre esta especie. Dentro de todo el trabajo que se ha realizado en torno a la ranita, surgió la observación que mencionas; en septiembre del 2018, en uno de los terrarios una pareja entró en amplexo, es decir, en acto de reproducción donde la hembra libera los huevos y el macho los fertiliza. Habitualmente, luego de este acto, ambos individuos se van de la ovipostura y esta queda debajo de musgos en lugares muy húmedos. Lo que pasa con la ranita de Darwin, y es algo muy inusual en el reino animal e incluso es la única especie de anfibio que lo hace, es que el macho regresa más o menos a los 20 días y se come los huevos, los deposita en su saco vocal (que hasta antes de eso le servía para cantar y atraer a las hembras) y en condiciones normales durante los próximos tres meses incuba estos huevos, ocurriendo la metamorfosis dentro del saco vocal y luego de ese tiempo, el macho libera un pequeño juvenil. Sin embargo, lo que descubrimos en este estudio, es que ambos machos regresaron al lugar de ovipostura en el día 20, es decir, el padre genético y otro individuo presente en el terrario, observando un gran interés del último por los huevos, pateando incluso al primero para comérselos, describiendo por primera vez que en esta especie, y más importante aún, en cualquier especie de anfibio en el mundo, que el macho es capaz de cuidar crías que no le pertenecen genéticamente. En este caso, se tragó los ocho huevos que estaban fertilizados y después de nueve semanas regurgitó dos juveniles, es decir, completó todo el proceso de cría.

Este hallazgo en cautiverio, lo complementamos con observaciones en vida silvestre, las cuales indicaban que lo más común cuando se encuentre un macho preñado de ranita de Darwin en el sur de Chile, es que tengan generalmente entre seis y siete renacuajos del mismo tamaño, lo que explicaría que corresponden al mismo periodo de reproducción, pero de forma muy esporádica –nosotros hemos podido verlo cuatro o cinco veces en los últimos 20 años - estamos observando que se pueden encontrar machos preñados que tienen larvas de distintos tamaños y al tratar de comprender esta situación, surgen dos hipótesis: los renacuajos tienen distintas velocidades de desarrollo; y la otra es que estos machos tienen la posibilidad de una vez estando preñados, ir y robar huevos de otras parejas y criarlos, siendo esta última situación la cual es apoyada por el paper antes mencionado.
Dr. Claudio Azat
© Universidad Andrés Bello
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