Posted on octubre, 17 2025
En la antesala de la COP30 sobre cambio climático, que se celebrará en Brasil en noviembre próximo, un nuevo informe de WWF junto a otras entidades sintetiza las investigaciones más recientes sobre los umbrales críticos del sistema terrestre —tanto positivos como negativos— en el Informe Global sobre Puntos de Inflexión 2025.
Un total de 160 autores, procedentes de 23 países y 87 instituciones, contribuyeron al documento, que alerta sobre la inminente pérdida de los arrecifes de coral tropicales. Estos ecosistemas, de los que dependen cerca de mil millones de personas y una cuarta parte de la vida marina, están atravesando un punto de no retorno.
Según el informe, la degradación de los corales ya es generalizada. A menos que se logre frenar el calentamiento global, los grandes arrecifes desaparecerán tal como los conocemos. Sin embargo, algunas zonas refugio podrían sobrevivir si se protegen de forma eficaz frente a amenazas como la sobrepesca o la contaminación.
Los autores advierten que el planeta se aproxima rápidamente a otros límites ecológicos con consecuencias potencialmente devastadoras para la humanidad y los ecosistemas. Entre ellos se encuentran el deshielo irreversible de las capas polares; la degradación crítica del Amazonas; y el colapso de corrientes oceánicas clave que regulan el clima global.
Con el calentamiento a punto de superar los 1,5 °C, los investigadores enfatizan que cada fracción de grado y cada año por encima de ese umbral cuenta. Limitar el llamado overshoot —el rebasamiento temporal de ese límite— es esencial para evitar una cascada de colapsos en los sistemas naturales.
“Nos estamos acercando rápidamente a múltiples puntos de no retorno que podrían transformar nuestro mundo, con consecuencias devastadoras para las personas y la naturaleza. Esto exige una acción inmediata y sin precedentes por parte de los líderes en la COP30 y de los responsables políticos de todo el mundo”, señaló el profesor Tim Lenton, del Global Systems Institute de la Universidad de Exeter.
Por su parte, el Dr. Mike Barrett, asesor científico jefe de WWF Reino Unido y coautor del informe, calificó las conclusiones como “increíblemente alarmantes”:
“Que los arrecifes de coral estén superando su umbral térmico de supervivencia es una tragedia para la naturaleza y para las comunidades que dependen de ellos. Si no actuamos de forma decidida ahora, también perderemos la selva amazónica, las capas de hielo y corrientes oceánicas vitales. En ese escenario nos enfrentaríamos a un resultado verdaderamente catastrófico para toda la humanidad.”
Barrett subrayó, además, que las soluciones existen y están al alcance, pero requieren valentía política y liderazgo para hacerse realidad.
“El hecho de que ya estemos superando algunos puntos de inflexión climática refleja la gravedad de la crisis global, con riesgos particulares para Chile y América Latina, una de las regiones más vulnerables. Los impactos del cambio climático ya afectan el bienestar de las comunidades y amenazan ecosistemas clave”, comentó Ricardo Bosshard, director de WWF Chile.
“Creemos que la COP30 en Brasil es una oportunidad decisiva para que la región acelere una acción climática ambiciosa, especialmente en adaptación, con financiamiento adecuado y una mejor coordinación territorial. Adaptarse es hoy una necesidad urgente y fortalecer la resiliencia de los territorios puede salvar vidas, proteger la biodiversidad y avanzar hacia un desarrollo justo y sostenible”, agrega Bosshard.
Oportunidades para una visión positiva
El reporte destaca que estos umbrales planetarios representan una amenaza distinta a otros desafíos ambientales, por su carácter abrupto e irreversible. Advierte también que las actuales estructuras de gobernanza internacional no están preparadas para enfrentar estos riesgos, por lo que se requiere una reforma profunda de las políticas globales, así como la incorporación de estos impactos en las estrategias de adaptación, en los mecanismos de pérdidas y daños, y en las políticas de derechos humanos.
La publicación, sin embargo, también ofrece una visión esperanzadora: los llamados “puntos de no retorno positivos”, que pueden desencadenar transformaciones autoimpulsadas hacia la sostenibilidad.
Algunos ya están en marcha, como la expansión de la energía solar y eólica, o la adopción masiva de vehículos eléctricos y bombas de calor en los principales mercados. Estas transiciones pueden acelerarse si los gobiernos actúan de forma coordinada en “puntos de superpalanca”: sectores donde una sola política puede generar efectos multiplicadores en áreas como la energía, el transporte y la calefacción.
El informe subraya además el potencial de Brasil, anfitrión de la COP30, para liderar nuevos puntos de inflexión positivos en sectores industriales como el acero, hidrógeno y amoníaco verdes, y para restaurar la naturaleza mediante modelos sostenibles de producción y consumo.
“Solo con una combinación de políticas decisivas y acción de la sociedad civil podemos cambiar la trayectoria del mundo: de enfrentar riesgos existenciales a aprovechar oportunidades de transformación positiva”, concluyó el profesor Tim Lenton.
Los casos de estudio incluidos muestran que el riesgo de colapso ya afecta a otros grandes sistemas naturales.
El Amazonas podría entrar en un proceso irreversible de degradación con un aumento de temperatura tan bajo como 1,5 °C, debido a la combinación de crisis climática y deforestación. Este ecosistema, del que dependen más de 100 millones de personas, podría salvarse mediante gobernanza inclusiva, reconocimiento del conocimiento indígena y mayor inversión en restauración.
Por su parte, la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC) —gran corriente oceánica que regula el clima del Atlántico Norte— podría colapsar incluso antes de alcanzar los 2 °C de calentamiento, provocando inviernos más fríos en Europa, alteraciones en los monzones de África e India, y una caída en la productividad agrícola global.
La Presidencia de la COP30 de Brasil trabaja con la Universidad de Exeter y otros socios científicos para incorporar estos hallazgos en la Agenda de Acción de la cumbre de noviembre. El embajador André Corrêa do Lago destacó el informe como “una evidencia esperanzadora y sobria de que la humanidad aún puede optar por cambiar y evolucionar hacia un futuro seguro, próspero y equitativo”.
El informe concluye que el futuro del planeta depende de activar cuanto antes una cascada de cambios positivos, lo que requiere políticas valientes, cooperación internacional y participación ciudadana para transformar el sistema económico y social hacia un modelo bajo en carbono y resiliente al clima.