El ruido: más que una molestia, una amenaza

Posted on abril, 26 2022

La contaminación acústica se puede percibir como un problema para muchas personas y afectar directamente a su salud, sin embargo, este fenómeno no lo sufren solo los humanos: el medio ambiente también se ve afectado por esta situación.

Los animales se podrían ver obligados a cambiar su hábitat, según el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos: la elección de un hábitat puede verse afectada por la cantidad de ruido que lo rodea, debido a que si un animal no puede soportar estas condiciones se ve en la obligación de moverse a un lugar nuevo. Bajo esta premisa, si los animales que se encuentran abajo en la pirámide alimenticia toman un nuevo rumbo, huyen también sus depredadores, provocando cambios alarmantes en los ecosistemas gracias a un efecto cascada.

Estudios indican que en Estados Unidos la mayoría de los espacios protegidos se encuentran afectados por la contaminación acústica. Sin ir más lejos, en el 63% de ellos, el ruido de origen humano llega al doble del volumen de aquellos de origen natural, esto quiere decir que la distancia en la que un animal puede percibir un sonido de la naturaleza se reduce a la mitad.

Esta situación no afecta solo a los espacios terrestres, los habitantes del océano también padecen diversas consecuencias a causa del ruido submarino. Por ejemplo, el impacto del ruido sobre los cetáceos causa problemas de comunicación entre los individuos de estas especies, lo que provoca que no puedan encontrarse entre sí para procesos reproductivos, dificultando también su alimentación, ya que limita la capacidad de los individuos para encontrar su fuente de sustento, lo que incide directamente en el aumento de la población.

Las principales fuentes de contaminación acústica que inciden en los entornos naturales son provocadas por al tráfico aéreo, marítimo y vehicular; además de las carreteras, concentraciones de viviendas y las actividades industriales.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Es necesario que se puedan identificar los lugares naturales más vulnerables y afectados por la contaminación acústica y tomar acción en base a iniciativas que limiten el impacto del ruido mediante la reducción del tránsito de vehículos, barcos o aviones. También se puede considerar la incorporación de corredores sonoros y, por supuesto, visitar la naturaleza con respeto a sus habitantes, manteniendo siempre un nivel de voz bajo para no alterar la fauna local. Recuerda que los visitantes somos nosotros.
 
También podemos aportar a la reducción del ruido cuando visitamos espacios naturales y no alteramos la tranquilidad sonora del entorno.
© Denisse Mardones / WWF Chile
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