La contaminación por plásticos no afecta a todos por igual. Los impactos más severos y devastadores afectan desproporcionadamente a las comunidades más vulnerables, en particular a los países de ingresos bajos y medios.
Año tras año, los países de ingresos bajos y medios tienen que lidiar con más y más plástico que el resto del mundo. Pero gran parte de estos residuos son muy difíciles o peligrosos de reciclar, y el plástico que creemos que se está reciclando, de hecho, se está filtrando en nuestros ríos y océanos y causando estragos en las comunidades.
La producción y el consumo de plástico están fuera de control. Usamos más plásticos del que necesitamos y de una manera que hace imposible gestionarlo de manera responsable.
Hasta ahora, los productores de plástico han operado con poca responsabilidad. La ausencia de reglas y responsabilidades globales ha dejado que las personas y el planeta paguen el precio. Y ahora nos enfrentamos a una amenaza cada vez más acelerada que trasciende las fronteras y pone a todos en peligro.
Más del 90% del plástico que contamina nuestro planeta está compuesto por plásticos de un solo uso, como los cubiertos de plástico y microplásticos, como los que se añaden a los productos cosméticos. Entonces, mientras la producción de plástico continúa disparándose, pedirle a la gente que simplemente recicle no es suficiente. Para hacer que la contaminación por plástico pase a la historia, debemos prohibir los productos y materiales plásticos más contaminantes y dañinos, y apoyar a todas las naciones en su transición hacia sistemas de reutilización.