Crisis de las pesquerías mundiales

Países costeros como Chile se ven principalmente afectados por esta crisis ya que su desarrollo está ligado a la salud del océano. Actualmente, el sistema pesquero es el cuarto sector más productivo del país, genera miles de empleos y representa el 16% de su PIB. 

Según el último reporte del estado de pesquerías en Chile, de las 25 especies evaluadas, 9 se encuentran colapsadas (entre ellas la merluza de cola, merluza de tres aletas y sardina española) y 6 en estado de sobreexplotación (merluza común, jurel).

Según el informe Living Blue Planet, lanzado en 2015 por WWF, las poblaciones de peces clave para la seguridad alimentaria humana están disminuyendo de forma preocupante en todo el mundo, con algunas de ellas en riesgo de colapso. La buena noticia es que gran parte de los problemas que amenazan el océano se pueden evitar y que existen soluciones para cambiar el rumbo.
 
Los datos muestran que en una sola generación, la actividad humana ha dañado gravemente el océano capturando peces más rápido de lo que pueden reproducirse, mientras se destruyen sus zonas de alimentación.

Las especies esenciales para la pesca comercial y la subsistencia –y por tanto para el suministro de alimentos a escala mundial- pueden estar sufriendo los mayores descensos conocidos. De hecho, el estudio subraya la severa caída en las poblaciones de peces comerciales, como la dramática pérdida del 74% de la familia de peces para consumo que incluye atunes, caballas y bonitos.

De seguir este ritmo podríamos quedarnos sin acceso a una fuente de alimento vital para el hombre y un motor económico esencial. La sobrepesca, la destrucción de los hábitats marinos y el cambio climático tienen consecuencias nefastas para toda la población humana. Sin olvidar que son las comunidades más pobres que dependen del mar las que se verían afectadas de forma más rápida y más severa. 

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